Quedó inaugurada en la noche del jueves la muestra Hermenegildo Sábat: Maestro del retrato, que reúne más de 200 ilustraciones del creador, algunas inéditas. Los curadores destacaron la deslumbrante actualidad de algunas obras, creadas hace décadas. Participaron autoridades nacionales y porteñas, su familia y compañeros de Clarín.
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Él era así: alcanzaba con andar cerca. No era necesario ser una celebridad, digamos Evita, Fito Páez o J.F. Kennedy, por mencionar algunos de los retratos que integran la muestra Hermenegildo Sábat: Maestro del retrato, que quedó inaugurada anoche. Un público entusiasta literalmente colmó las salas del Museo Nacional de Arte Decorativo , en Avenida Libertador, dedicadas a la obra de «Menchi». Alcanzaba con andar cerca, entonces, para que él posara distraídamente la mirada apenas unos minutos y se hiciera la magia. Luego, sin darle la menor importancia, se acercaba al escritorio de ese perfecto don nadie y dejaba el retrato.
Las más de 200 piezas que componen esta muestra, muchas de ellas inéditas, fueron seleccionadas por los curadores Hugo Pontoriero –curador general del Museo– y Cristina Santa Cruz para ser visitadas hasta julio. “Sábat, ser esencialmente libre, no se limita al arte del retrato, sino que también incursiona con maestría en la pintura, la ilustración, el periodismo gráfico, la edición de libros, la fotografía, la música, la escultura e incluso la poesía.
Sábat fue un precursor al contar la Historia en tiempo real”, lo perfilan en el texto curatorial. Los asistentes lo recibieron en un catálogo que, como no podía ser de otro modo, se imprimió con el papel del diario Clarín.
Dibujante y acuarelista eximio, maestro de la caricatura en décadas en que este género era el gran instrumento de la sátira política, Sábat nació en Pocitos, Montevideo en 1933. Sin embargo, como lo definió esta noche el embajador de Uruguay en la Argentina, Carlos Fernando Enciso Christiansen, “es una figura que trasciende su país para transformarse en un gran rioplatense”.
Todos lo conocieron
Tras haber pasado por La Opinión, Primera Plana y Atlántida, Sábat llegó a Clarín en 1973 y desde entonces ilustró sus páginas hasta su muerte, en 2018: “Conoció a reyes, guitarristas incomparables y premios Nobel. Conversó con Jorge Luis Borges, cruzó cartas con Julio Cortázar, estuvo en fiestas cerca de Truman Capote, fotografió al clarinetista Benny Goodman, dibujó al Che Guevara y recibió un premio homenaje de manos de García Márquez”, lo despidió el diario cuando falleció a los 85 años.
Anoche, los curadores de la muestra agregaron a su retrato: “Su sentido de la observación se ve reflejado en las ilustraciones periodísticas, aclamadas por su humor mordaz e inteligente y su crítica social”.
Su sentido de la observación se ve reflejado en las ilustraciones periodísticas, aclamadas por su humor mordaz e inteligente y su crítica social.
La muestra está organizada en diez núcleos temáticos: reúnen retratos de personalidades de la música, la literatura, el espectáculo, el jazz, el tango, los deportes, las artes plásticas y la política, claro, que ocupa la segunda sala con una selección que, a algunos de los presentes, les pareció poco contundente.
También hay un puñado de telas y papeles (en 2017, se expusieron en el Museo Nacional de Bellas Artes 150 acuarelas y pinturas y 120 dibujos, en la primera gran muestra retrospectiva de la obra de Sábat, curada por el entonces director del museo, Jorge Glusberg).Héctor Aranda, vicepresidente del Grupo Clarín. Foto: Emmanuel Fernández
Justo delante de esos tres óleos, se dispuso el micrófono, que fue pasando de mano en mano. La historiadora del arte Marina Cañardo, directora del Museo de Arte Decorativo, aseguró que “siempre es una alegría inaugurar una exposición”, y festejó el cruce que la muestra establece entre ese palacio histórico y el lenguaje moderno de un artista que marcó la segunda mitad del siglo XX. La obra de Sábat “va a traer un público propio”, vaticinó.
A su turno, Hugo Pontoriero agradeció a la familia del artista –su compañera Blanca Rodríguez de Sábat y sus hijos Rafael y Alfredo– por “haber atesorado esta colección, que gracias al museo, ahora se vuelve pública”. Y su compañera en la curadoría, Cristina Santa Cruz, coincidió: “Es importante mantener estas colecciones vivas”.
En medio de los discursos, se sumó a los presentes el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, quien se disculpó por llegar con retraso y declinó pronunciar unas palabras a causa de un malestar en la garganta. Con todo, posó sonriente ante las cámaras y saludó a los organizadores de la exposición.
Cuando el micrófono se había apagado, pero el público no había mermado en nada, otra llegada sobre la hora convocó a los presentes: la legisladora porteña por Cambiemos Patricia Inés Glize logró atravesar el tránsito abigarrado de la ciudad (¡y el de la sala!) para hacer entrega a los curadores del diploma que declara la exposición Hermenegildo Sábat: Maestro del retrato Evento de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
El mundo en diez trazos
El guión curatorial de la exhibición acompaña las obras de Sábat con textos firmados por personalidades cercanas al maestro. Con esa otra herramienta a la que Sábat jamás apelaba – la palabra–, ellos retribuyeron a Menchi retratándolo en su cercanía.Inauguración de la muestra Hermenegildo (Menchi) Sábat en el Museo Arte Decorativo. Foto: Emmanuel Fernández
Ahí está Julio María Sanguinetti, dos veces presidente del Uruguay, quien escribió: “Estos retratos tienen detrás a un caricaturista, ese nobilísimo arte que alumbró Annibale Carracci y Daumier elevó a la altura mayor del dibujo, junto a Delacroix e Ingres en opinión de Baudelaire. Sin embargo, no siempre se ha entendido la altura del oficio del periodista que con la imagen describe, exalta o condena, historiador de lo instantáneo que para siempre congela un momento o un episodio. Lo hizo Menchi toda su vida, con cariño a veces, con acidez en otras, pero con esa mirada que alumbra el detalle característico, el gesto que define”.
De María Elena Walsh seleccionaron esta definición: «Sábat nos enseña a leer imágenes. La rutina no lo petrifica, la precariedad de la impresión lo estimula y entonces cambia de estilo, despista a sus imitadores y se torna más inconfundible». Hay otras, de Roberto Fontanarrosa, Robert Cox y Horacio Spinetto.Inauguración de la muestra de Hermenegildo (Menchi) Sábat en el Museo de Arte Decorativo. Foto: Emmanuel Fernández
E incluso hay una del propio Menchi, que lo pinta de cuerpo entero como el implacable lector de su tiempo: “Noto que hay máquinas que resuelven las cosas más rápido. Si. Pero también veo que esto es como una calesita: siempre se pasa por el mismo lado”. Parece escrita hoy, pero es de 1996, hace casi 30 años.
En diez trazos, Menchi es capaz de dibujar el mundo.
Pablo Calvo
Con todo, tal vez el perfil más preciso sea el del inolvidable cronista Pablo Calvo, que al mejor estilo del propio Sábat, lo capturó en una decena de palabras: “En diez trazos, Menchi es capaz de dibujar el mundo”.
Del papel de diario a un museo
Justo antes de que la capturara una cámara y apenas después de recibir otras felicitaciones, saludos y besos, la curadora de la muestra valoró para Clarín Cultura la relevancia de hacer público este recorte de la inmensa obra y legado de Hermenegildo Sábat.Inauguración de la muestra Hermenegildo (Menchi) Sábat en el Museo Arte Decorativo. Foto: Emmanuel Fernández
“Quienes lo trataron, fueron sus amigos e incluso tienen algún retrato hecho por él, –consideró Santa Cruz– van a encontrar aquí mucha emoción porque se van a ver reflejados en muchas de las personalidades que aparecen aquí retratadas. Además, van a ver en esos trazos cotidianos, que estamos tan acostumbrados a ver en las páginas del papel de diario, pero en un soporte distinto, la materialidad de una obra de arte y en el contexto de un museo”.
–Y quienes no lo conocen, ¿qué van a descubrir?
–Tienen que conocerlo porque es en sí misma una clase magistral que, por un lado, refleja nada más y nada menos que el alma humana. Es algo que trasciende la pintura y el dibujo. Incluso diría que va más allá de los rasgos psicológico de un personaje. Ver esta obra es una fiesta del arte. Para todos y especialmente para quien esté intentando dibujar o empezando en el mundo de la plástica, es una muestra obligada.
–Hay una sala especialmente dedicada a la caricatura política. ¿Qué podemos entender del presente mirando esas ilustraciones?
–Todo porque la obra de Menchi es completamente actual. Podemos buscar un dibujo de hace 10 o 20 años y seguirá hablándole al presente. Primero, porque muchos de los protagonistas siguen actuando hoy en día. Pero sobre todo porque de alguna manera la historia se repite. Eso es lo más interesante de la obra periodística de Sábat, que queda en evidencia el modo en el que todo parece repetirse. Hay una frase del propio Menchi en la que habla sobre la influencia de la tecnología en el arte, justamente dice eso: que todo termina pasando por un mismo lugar a la manera de una calesita. Es una idea de 1996 y vemos hasta qué punto Sábat era un artista vinculado con lo instantáneo y con el futuro: una obra de hace 30 o incluso 50 años que entonces era inmediata y hoy sigue siendo cotidiana. Hay que venir a disfrutarlo.
Hermenegildo Sábat: Maestro del retrato, Museo Nacional de Arte Decorativo. Del jueves 4 de abril a fines de julio, de miércoles a domingo de 13 a 19. Entrada libre y gratuita.